Cuenta la leyenda del origen de los sentimientos que en algún lugar de la Tierra se reunieron diferentes virtudes y vicios de los humanos.
El aburrimiento, que siempre estaba muy aburrido, comenzó a bostezar y ya les estaba contagiando
la pereza a los demás. Para que esto no ocurriera, la locura les propuso a todos que hicieran algo divertido . “Juguemos al escondite”, dijo.
hada simbolizando el origen de los sentimientos
La intriga se veía interesada en el asunto y
la curiosidad inmediatamente preguntó: “¿Cómo es el juego de las escondidas?”
La sabiduría explicó que se trataba de un viejo divertimento. Solo era necesario que alguno se tapara la cara y que contara hasta un millón, mientras que los demás se escondían. Luego, quien hubiera contado, debía salir a buscarlos a todos.
Inmediatamente,
el entusiasmo y la euforia comenzaron a saltar. Les encantaba la idea del juego. Se mostraban tan felices que por fin la duda dijo que quería participar. Y
la apatía, que siempre se mantenía apartada, también expresó la intención de entrar. Así comenzó este juego, que sería el del origen de los sentimientos.
Y comienza el juego .
La locura , siempre tan loca, se ofreció para ser la primera en contar. Y comenzó: “Uno, dos, tres…”
La verdad no quiso jugar, porque no le veía sentido. Al fin y al cabo iban a encontrarla.
La soberbia, dijo que el juego era muy tonto y que no quería participar. Lo que le molestaba es que hubiera sido la locura y no ella quien hubiera hecho la propuesta.
La pereza comenzó a correr para esconderse, pero se cansó demasiado pronto. Así que se ubicó detrás de la primera roca que vio.
El triunfo, tan diligente como siempre, escogió el árbol más alto y lo trepó para esconderse en la copa. Detrás de él iba
la envidia, que aprovechó la gran sombra del triunfo para ocultarse debajo de este.
Mujer con nubes en la cabeza simbolizando el origen de los sentimientos
Mientras tanto,
la fe salió corriendo y pronto comenzó a volar. Ante el asombro de todos, subió al cielo y se escondió entre las nubes. Nadie podía creerlo, solo
la fe era capaz de hacer esas cosas.
La generosidad, por su parte, estaba muy preocupada por los que no encontraban escondite. Así que ayudaba al uno y al otro, por lo que casi no alcanza a esconderse.
El egoísmo, en cambio, encontró un maravilloso escondite en una cueva, pero lo rodeo de espinos para que nadie más pudiera compartirlo con él.
La locura estaba emocionada. Contaba y contaba, hasta que pronto llegó a un millón. Luego se descubrió el rostro y comenzó a buscar a sus amigos. A la primera que encontró fue a
la pereza, que estaba a tres pasos de ella. Luego encontró a
la pasión y al
deseo, que se habían ocultado en el fondo de unos volcanes.
Después encontró a
la mentira. Era tan mentirosa que le había hecho creer que estaba escondida debajo del agua, pero en realidad se había ocultado en medio del arcoíris.
La locura también estaba tras la pista del
olvido, pero se le olvidó a dónde conducía esa pista, así que lo dejó para después.
niña con ojos vendados simbolizando el origen de los sentimientos
El único que no había logrado esconderse era
el amor. Cuando
la locura se aproximaba, apenas si tuvo tiempo de parapetarse detrás de unos matorrales.
La locura, que no era tonta, se dijo: “
el amor es tan cursi, que de seguro habrá ido a esconderse en medio de los rosales”. Como las rosas tenían espinas,
la locura tomó una horqueta y comenzó a hincarla. De pronto se escuchó un alarido de dolor. La locura había herido los ojos del
amor.
Compungida por lo sucedido,
la locura no sabía qué hacer. Lo único que se le ocurrió fue arrodillarse y pedirle perdón. También se ofreció a ser su lazarillo para siempre, pues le había destrozado los ojos. Desde entonces,
2 comentarios:
Hola linda!!! muy buena sección *-* conocemos mucho más sobre este tema :D
Un besote desde Plegarias en la Noche
Hola Tiffani!! Muchísimas gracias por tu participación. Cada semana publicaré en Biblioterapia. Así que, aquí te espero. Un abrazo.
Vanesa. Preciosa Serendipia.
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