miércoles, 27 de enero de 2021

La bruma verde

Conocí a Gonzalo Giner gracias a la novela El sanador de caballos. Se lo regalé a mi marido y me enamoré.

Tras El sanador me leí Pacto de lealtad, un libro precioso que recomiendo a los amantes de los perros.  Después, Las ventanas del cielo, una novela épica y de aventuras, donde disfrutarás con Hugo de Covarrubias y la construcción de las catedrales. 


Y, como no podía ser de otra forma, ahora La bruma verde me ha cautivado.


Gonzalo Giner escribe de forma sublime y tiene un don para hacer que los personajes de la novela se conviertan en parte de tu vida.

Bineka es testigo de la aniquilación de su aldea por parte de Maxime y sus hombres. Es capturada, pero la madre naturaleza le protege y, un accidente de coche, le llevará junto a  Mashira y los suyos, una manada de chimpancés que le adopta. Así ,conoceremos de primera mano la vida y costumbres de esta especie de la que provenimos.

Simultáneamente, Beatriz Arriondas, una cooperante en la República del Congo, desaparece de forma misteriosa. Su mejor amiga gallega, Lola Freixido,  moverá cielo y tierra para esclarecer los hechos.

Éste es el telón de fondo donde seremos testigos de una historia desgarradora. Conoceremos a personajes como Colin, cooperante británico; el veterinario Luis Cereceda; los primates Mashira, Furaha y los suyos; Victoria; Keita;Beatriz Arriondas y, por supuesto, a Lola Freixido y Bineka, dos mujeres que aportan luz a esta gran historia.
 
Bineka quizás  sea mi personaje favorito: una mujer luchadora, fiel a sus principios, resiliente, amante de la naturaleza y de su familia, que luchará hasta el final por sus ideales.

Gonzalo Giner ha dado a luz una obra maravillosa, ha hecho una fusión magnífica entre la naturaleza y la mano del ser humano. Nos hace pensar en grandes temas como la explotación del coltán, la plantación de soja, un alimento de moda que se consume a nivel mundial..  Y, sobre todo, nos hace reflexionar acerca de  lo que la mano del hombre puede dañar a nuestro planeta Tierra.

Como buen veterinario, una vez más, Gonzalo Giner nos impregna su huella para mostrarnos la vida de los primates y su conexión con el ser humano.
Furaha es una primate que adopta Bineka con el que, como lectora, he sentido un profundo deseo de protección. 

Precisamente, ellas dos son la representación de esa conexión. Ellas nos enseñan que el amor no hace distinción de ningún tipo.

Si hay algo que nos ha mostrado el Covid 19, es que somos seres muy frágiles, expuestos muchas veces al destino.

Por eso, tal como creo que la novela nos muestra, cada uno debemos encontrar nuestro lugar en el mundo y aquello que nos haga felices.

Bineka nos enseña que el rencor y la venganza no son buenos compañeros de viaje. Y, por ello, para mí, Bineka  es el personaje que me ha llegado al corazón.


Me gustaría despedirme con una canción que me trae muy buenos recuerdos. Me traslada a un viaje que hice a San Sebastián con mis amigos de la Universidad, allá por el año 2001. 



Por aquel entonces, esta canción me encantaba(y me sigue encantando), y recuerdo escucharla en el tren de camino al País Vasco.  La canción es Somos levedad de Manolo Garcia y me quedo con esto:

    Como tú, camino por esta estrecha calle,
    Como tú, necesito soles que giren para             alumbrarme
   Que hagan brillar lo bueno que puede haber en el alma
   Sonrío al viento porque, en él, huelo el humo del incendio. 

  Y, justamente, nos recuerda la vulnerabilidad del ser humano.  Al final, todos somos iguales, todos estamos unidos por un mismo hilo: La Vida.

  ¡Gracias,  Gonzalo Giner, por una novela 
   tan bonita!

      Namasté

 

     Vanesa Blanco Santiuste.

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