viernes, 16 de febrero de 2024

Sana tus heridas con el kintsugi



Voy a contarte una historia donde el arte y la espiritualidad se encuentran. Voy a hablarte del kintsugi.

En una ocasión escuché a una mujer japonesa hablar del kintsugi como un arte muy preciado en Japón.
Al parecer, se remonta al siglo XV cuando gobernaba en Japón un sogún o " comandante del ejército" llamado Ashikaga Yoshimara. Entre sus muchas posesiones había dos tazones de té a los que el sogún tenía un especial aprecio. Un buen día, ambos tazones se cayeron y se rompieron en varios fragmentos.

 Como aquel hombre no estaba dispuesto a desprenderse de ellos, los envió nada menos que a China para que unos conocidos artesanos los repararan. Sin embargo, el tipo de reparación que hicieron a sus tazones no le gustó a Sogún en absoluto, ya que los fragmentos de cerámica los habían unido con unas burdas grapas. Los tazones habían perdido su belleza y suavidad. No dispuesto a darse por vencido , el sogún pidió a algunos miembros de su corte que buscaran en su propio país a alguien que pudiera reparar sus tazones de una manera más bella y original. Fue así como surgió el kintsugi o         " carpintería de oro".

Los fragmentos de cerámica son unidos mediante una mezcla de resina y polvo de oro que dan a la pieza en cuestión un aspecto bello y original.

La falta de autoestima verdadera es extraordinariamente frecuente, y creo que en gran medida se debe a que nos vemos como piezas burdas llenas de imperfecciones , llenas de fracturas. Llamo fracturas a todas esas cosas que nos gustan de nosotros y que de alguna manera nos avergonzamos. Hacemos todo lo posible para ocultarlas, para que no sean vistas.
Sin embargo, sufrimos en silencia porque si hay alguien a quien no se lo podemos ocultar es a nosotros mismos. Como no nos validamos a nosotros, tenemos que conseguir que nos validen los demás y eso se logra cuando nos prestan atención y nos quieren.

Muchas personas han intentado reparar esas imperfecciones, esas grietas que les impiden amarse a sí mismas. Sin embargo, mucho de ese trabajo, de ese esfuerzo sostenido durante años, parece que con frecuencia ha sido todo fructífero.
Tenemos lo que podríamos llamar un vacío en el ser, que nos parece que somos poca cosa. ¿Quién se puede creer que es alguien valioso si se percibe como una pieza de cerámica llena de imperfecciones?

Lo que voy a proponer puede escandalizar a aquellas personas que tengan una visión exclusivamente materialista de la vida. Me refiero a quienes consideran que el ser humano es solo materia y que el universo es puro azar. Abramos por un instante nuestra mente e imaginemos que el universo no solo tiene una dimensión material, sino que hay algo más, algo que con frecuencia se denomina océano de conciencia y de amor. Si somos hijos de las estrellas y hemos sido creados por un universo sabio, eso quiere decir que hay dentro de nosotros la posibilidad de experimentar lo sagrado.
Sin embargo, dicho universos omnipresente respeta nuestra libertar y solo puede penetrar plenamente en nosotros si no nos escondemos de él.

Precisamente, esas fracturas , esas deficiencias, esas grietas que tenemos en nuestra condición humana material  y que tanto intentamos ocultar a los demás, son nuestra gran oportunidad para que ese universo lo cubra de oro del más extraordinario kintsugi que podamos imaginar, para que realmente podamos aceptarnos como seres únicos.
Así se deja atrás la actitud de esconderse, expresándose con plenitud desde la humildad y la confianza. Con esta mirada se consigue superar los complejos e inseguridades que, a modo de grietas, pueden llenarse de oro.

Este texto pertenece al Dr Mario Alonso Puig y fue publicado en la revista Mente Sana. Me siento inmensamente privilegiada de poder disfrutar de la sabiduría de Mario Alonso Puig, un reputado médico, conferencista y escritor español. No he leído todos sus libros, pero sí hay uno al que guardo un especial cariño: Reinventarse, tu segunda oportunidad.  Os lo recomiendo encarecidamente porque, tras leerlo, sentirás que siempre se puede cambiar si realmente quieres hacerlo.
Mario Alonso Puig comenta  que hubo varios momentos que marcaron su vida.  Y sus pacientes fueron quienes le animaron a que se dedicara a su labor como investigador, docente y divulgador en el campo del desarrollo personal y profesional. Como él mismo dice  "La cirugía me apasionaba, al igual que el trato con mis enfermos, pero moriré enamorado de lo que hago ahora”.

Fuente: www.forbes. com/ mario-alonso-puig-el-científico-que-cambió-su-vida-y-la-de-los-demás.


Y esa pasión nos la transmite siempre  maravillosamente.              Por eso, he querido compartir con vosotros este artículo de Mario Alonso Puig y quiero que  recordéis que no somos perfectos  sino humanos, y  esas imperfecciones son las que nos hacen seres únicos y donde reside toda nuestra esencia.

Hoy me despido de vosotros con una canción de Manuel  Carrasco que, justamente , nos habla de ser siempre uno mismo.                                ¡ Recordadlo siempre! ¡Disfrutadla!

                                          
                                                                        Namasté.

                                                             Vanesa Blamco  Santiuste

3 comentarios:

Marian dijo...

¡Qué preciosa fábula! También qué bonitas palabras. Mario Alonso Puig es un hombre sabio y siempre es bueno escucharle y leerle. Gracias por compartir el texto y por tus recomendaciones.

Vanesa Blanco Santiuste dijo...

Buenas tardes, Marian

Me alegro mucho de que te haya gustado. Gracias a ti, siempre, por participar en el blog. Un saludo.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo, se nos olvida a menudo que no tenemos que ser perfectos.